23 de enero de 2016

¡Mujer, si te enojas no peques!

<<Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día. >> Efesios 4:26 BLS
 
¿Sabes cuál es el límite de enojarse sin llegar a pecar? 

Aquí algunos ejemplos de lo que es enojarse sin pecar:

-Cuando surge de un verdadero celo por Dios y de la  religión.
-Cuando no se enciende contra personas; sino por los pecados de ellos, como: el vicio y la inmoralidad de  todo tipo, con la idolatría y el culto idolátrico.

 -Cuando un creyente se disgusta con sus propios pecados.
-Cuando se oponen a la gloria de Dios, y a la promoción de los intereses de Cristo.

-Contra toda falsa doctrina.
-Cuando ves a alguien actuar con injusticia.
-Cuando alguien te quiere hacer quebrantar los principios divinos.



¿Y cuándo enojarse es pecado?

-Cuando algo de lo expuesto arriba causa malos efectos  y excedes a los límites debidos, y no demuestras  dominio propio ante las circunstancias, y para defenderte dices  palabras con: insultos, maldiciones
, burlas, sarcasmo, etc.
 O cuando te defiendes con acciones como: maltratar o dañar  físicamente, tener deseo de venganza, quebrar o tirar cosas, etc.
-Cuando es sin causa, y lo haces por costumbre.

- Cuando por rebeldía no obedeces la Palabra de Dios.
-Cuando te disgusta hacer tus deberes del hogar.
-Cuando te irritas por todo con tu esposo e hijos.
-Cuando reniegas por todo con los de tu alrededor, o  al salir a la calle de los más insignificante te amargas.
-Cuando duermes enojada.
-Cuando acaricias y aumentas tu enojo y fastidio con malos  pensamientos y deseos. 

- Y cuando no perdonas al que te pide perdón.

Toda mujer piadosa debe aprender a controlar la ira para no pecar.
No hay bendición más grande dada por Dios el de poseer un espíritu con dominio propio, y nuestro Dios nos capacito con ello para así vivir una buena vida cristiana. Que las personas del mundo actúen mal se entiende; pero que una mujer creyente viva así es de preocuparse.

No existe dos clases de fuentes de agua <<una de bendición y otra de maldición>>. Porque la religión verdadera no admite contradicciones: ¡cuántos pecados se evitarían si fuéramos siempre coherentes!

El carácter con dominio y el lenguaje piadoso es el producto genuino de un corazón santificado, cuidado de como reaccionas y respondes ante el enojo. Siempre debemos procurar actuar con buen juicio, sobriedad; para no pecar, evitemos contristar al bendito Espíritu Santo.

Sea cual fuere lo que produjo tu enojo se nos dice en la Biblia respecto a esto:<<que no se ponga el sol sobre vuestro enojo>>; hay una alusión al mostrar, que la ira no debe continuar; que no debe durar más de un día; que cuando el calor del día haya terminado, el calor de la ira debe haber sido quitada; para que al dormir sobre nuestras almohadas tengamos un sueño tranquilo y buen descanso en la paz de Dios que da a sus hijas.

No permitas que por la maldad de otro, llegue a formarse odio, desprecio en tu corazón. No permitas que ninguna raíz de amargura crezca en tu ser; además, hay un gran peligro el seguir con la ira hasta la puesta del sol que es el momento de la oración, este puede ser interrumpido en gran medida y obstaculizado por la ira.
¡Y no querrás perderte de esta gran bendición!

Guardar el enojo durante la obscuridad de la noche, es dar lugar al diablo el príncipe de las tinieblas.
“Mejor que los rayos de sol siempre te encuentren pacífica y tranquila en los brazos del Señor.”

El Retrato de una Mujer Virtuosa


6 de enero de 2016

¡Sálvame Señor, que siento morir!

Este mundo es como un océano, y siempre debemos esperar tormentas. Tanto la vida del incrédulo como aquel que tiene a Cristo tienen que enfrentar dificultades mientras vivan, la diferencia es que para nosotras todo esto tiene resultados maravillosos en nuestras almas y lo que es mejor, Cristo va junto a nosotras.

Cada mujer cristiana ha tenido que enfrentar diversas pruebas con sabiduría y la ayuda de Dios, pero quizás aún no ha llegado la hora de experimentar esas pruebas devastadoras y dolorosas como las que vivió Job, una prueba tras otra. 

 ¿Estás preparada espiritualmente para ello? 
Sé que si dependiera de nosotras las evadiríamos ya que nos causa temor de tan solo pensarlo. 
Pero debemos estar preparadas y aceptar humildemente los designios de Dios, ya que las pruebas y tribulaciones acontecen para conocer la debilidad de nuestra fe, porque solo hasta que se colocan en el horno de la prueba y la ansiedad es que se llega a perfeccionar y conocer el valor real de ella. 

Toda mujer cristiana instruida en las Escrituras debe saber que su fe está ligada al padecimiento.

"y es que no solo se nos ha concedido creer en Jesucristo; sino también padecer por El". 
Y en otra cita, nuestro amado Jesús nos dice:
 “que en el mundo tendremos aflicción; pero que confiemos en El…”

Hermana, ora cada día, para cuando llegue el momento en que veas las olas arreciar una tras otra, no te sientas morir y no te falte la fe, y confíes en El sin titubear.
Una de las maneras correctas de dirigirse a Dios cada d
ía es orar con propiedad diciendo:
¡Señor Tu eres mi fuerza, Señor eres mi fortaleza, Señor eres mi roca, Señor eres mi salvación en tiempo de angustia! 
Muy distinto a decir: ¡Señor fortaléceme, Señor dame fuerza!, suena como muy débil ¡verdad!.
El hablar con propiedad te convertirá en una mujer segura, tal y como lo sentía y expresaba el rey David en los Salmos, y tengas que decir aun en la prueba más difícil “mi Dios vive”.
Medita en las Escrituras y haz tuya las promesas de Dios, adquiere sabiduría por medio de la meditación.
“Cuan bienaventurada y feliz es aquella mujer piadosa que ha encontrado por experiencia que su fe puede soportar el fuego, y que puede decir como Job: "He aquí, aunque El me matare, 
en El esperaré..." (Job 13:15.) 
Y esta es la clase de mujer cristiana que nuestro amado y bondadoso Dios desea que seamos, que confiemos plenamente en El, aunque sentimos morir.

Se cuenta la historia de una mujer verdaderamente piadosa, luego de haber enterrado a su hijo sentada sola en medio de la tristeza, consiguió aliviar su corazón con la expresión:
<<Dios vive>>; después de cierto tiempo, tuvo que despedirse de otro hijo, todavía insistió:
<< Los consuelos mueren, pero Dios vive>>.
Al fin de otro tiempo murió su querido esposo,  y se sentó abatida y abrumada por el dolor.
 Ella tenía todavía un niño pequeño, el cual, habiendo observado lo que había dicho antes, para consolarla se le acerco y le dijo:
 ¿Ha muerto Dios, madre? ¿Ha muerto Dios? 
Esto le llego al corazón, y con la bendición de Dios recobro la antigua confianza en su Dios, que es un Dios vivo.
!Oh mujer cristiana!, es necesario que salgáis de vuestro desanimo y dolor, y animéis vuestros espíritus, unas a otras y digas como David o como el relato de esta mujer piadosa
<<Mi Señor vive>> Salmo 18:46( C.H.S)

Nosotras no servimos a ningún Dios inanimado, imaginario o moribundo, sino al Único que tienen inmortalidad, y como leales súbditos de este Rey soberano aceptemos Sus decretos y designios sobre nuestra vida  y exclamemos:

<<Jehová vive, vive el Rey de Reyes>>  

Nosotras tenemos un Salvador en quien confiar y al cual orar en medio de la hora más negra, por eso digámosle "Señor, aumenta nuestra fe", y esta cita debe ser parte de nuestras peticiones diarias. Así las grandes tormentas de la duda y temor en el alma, suelen terminar en una calma maravillosa, creada y dirigida por el Espíritu de adopción.
<<Gracias a Dios por ello, porque mientras abunden las aflicciones, más abundante será Su consuelo para con nosotras>>
¡sálvame Señor , que siento morir! 
 ¿Habrá alguien libre de esto?