3 de octubre de 2016

¿Será verdad que, ''Detrás de un buen hombre siempre hay una gran mujer''?

Casi todos hemos escuchado o leído este dicho tan popular: <<Detrás de un buen hombre siempre hay una gran mujer>>
Y no esta lejos de ser cierto. Pues, ¿Sabias que las Escrituras hacen mención sobre esto?, que muchas veces parte de la reputación y posición social de un esposo se debe no solo a su propia reputación, sino también a la reputación de su esposa.

Que a partir de las virtudes o mal carácter que posea ella, influirá en como sea reconocido él ante los demás, así dice en Prov 31:23, <<Su marido es conocido en las puertas; cuando se sienta con los ancianos de la tierra. >>



Si el mundo sabe reconocer que una gran mujer causa efecto en la persona de su marido, cuanto más nosotras a quienes Dios en su Santa Palabra nos dejo instrucciones de como vivir piadosamente, de respetar a nuestros esposos, de tener un buen testimonio de gran valor y honra en un mundo caído.

Dios por medio de las Escrituras nos desafían a vivir sabiamente en todo tiempo, en cualquier circunstancia o suceso diario. Porque, lo que tú eres, lo que tú haces, lo que tú piensas, lo que tú hablas, repercute no solo en tu imagen como seguidora de Cristo, sino también en la de tu esposo ya que son una misma carne.

Dentro del cristianismo existen muy buenos esposos que son dignos de lastima y no de honor debido al mal carácter, mal hablar, mal vestir, mal trato, y mal comportamiento de sus esposas “cristianas”. De ellos se habla mal en todo lugar, en el vecindario, en la familia, en el trabajo, y en la iglesia. 

Y por otro lado, también existen esposas cristianas que excusan su mal carácter y mal trato hacia sus esposos incrédulos, quienes los consideran merecedores de toda condenación publica, por ser toscos y rudos con ellas, diciendo: ¡mi esposo es un mal hombre como voy hablar bien de él, ni se merece que lo trate bien, es muy difícil ser noble y piadosa con un esposo así!

 Les aconsejo bíblicamente a aquellas que pecan actuando así, que deberían cambiar de actitud, y seguir el ejemplo de Abigail (Leer-1Samuel 25:1-38).
Abigail no contaba con un esposo cristiano sino con uno que era impío, conocido por ser malo y ofensivo con todos, pero eso no le impedía a ella el actuar prudentemente y sabiamente – tampoco, ella se convirtió en la copia del mal carácter de su esposo - ella por el contrario en virtud de actuar mal poseía el don y la gracia de convertir los males de su esposo en buenas acciones – los malos tratos y nefastas consecuencias en efectos de paz.
Ella no le solía pagar o tratar conforme a sus actos, lo que él era como persona era evidente ante todos no se podía tapar o poner flores sobre esto. A este hombre sus propios actos de injusticia le condenaban públicamente. 
Pero, Abigail, no contribuía a agrandar la mala reputación o mala fama de su esposo, no abría su boca. Más bien ella en todo tiempo mostraba un comportamiento digno de una mujer sabia. 
Así que si ella sabia respetar y dar honor a su esposo impío, ¿cuánto más respeto y honor no debería tener un esposo creyente, que ama, y se esfuerza a pesar de sus debilidades por ser un hombre santo?

Toda mujer cristiana esta llamada a esforzarse por ser: <<Una mujer virtuosa que sea corona de su marido, no una que lo avergüence como podredumbre en sus huesos>>
Prov 12:4 

¡Cuan feliz es el hombre, cuya mujer es como una corona sobre su cabeza, cuanto regocijo y honor trae una esposa de noble carácter a la vida de un esposo.! 
Toda esposa virtuosa recibirá gran alabanza, sera llamada Bienaventurada por su esposo e hijos, y no hay mejor dicha que esto, ¡verdad!..
Así que aprendamos y vivamos de acuerdo a los afectos de la piedad cristiana y no a la de la carne corrupta como lo hacen muchas mujeres sin Cristo.