Las Escrituras nos dicen que nuestros afectos tienen un orden y no se trata de decir amo a Dios solo de palabra, sino que verdaderamente tendrás que darte cuenta que a veces con nuestras acciones priorizamos el amor hacia los hijos y no a quien le corresponde esto es a Dios.
Sé que hay muchas madres cristianas que al igual que yo, también en determinado momento han caído en pecado, y quizás no solo una vez, peor aún, continúan pecando por amor a sus hijos, reincidiendo y abrigando esto como algo que Dios aprueba.
Les contare que cierto día: ....Sonó el teléfono, y fui presurosa a contestar, al levantar el auricular mi hija me dijo en voz baja y con señas: si es para mí ¡dile que no estoy!, ¡por favor!, ¡no estoy! ¡No estoy!, ¡estoy muy ocupada!.. Le mire su carita de niñita rogándome y respondí: ¡ella está bañándose! ¡No puede contestarte ahora! (Era su amiguita)... Tuve en unos segundos mi momento de tiniebla, ¡peque! ¡Oh, Dios que hice, mentí!, ¡me sentí tan mal!, ¡que dolor en el alma, no cesaba de pedirle perdón a Dios!
Por un momento me sentí resentida con mi hija; pero lo cierto es que ella no me obligo. Yo era responsable por ese pecado, pues si yo estoy en luz, debería haber dado fruto de luz en bondad, justicia, y verdad (Efesios 5:9).
¡Con cuanta rapidez caí en esto! Que mal me sentía, tanto así que mi hija noto lo mal que estaba, y acercándose me dijo que la perdone que nunca más me iba a poner en esa situación, y le respondí: que ¡sí!... que “sería la primera y la última vez, que yo participaba en su mentira, que debería aprender a ser sincera y solucionar correctamente sus diversas situaciones”.
Ahora querida hermana quiero que te detengas y mires si eres de esas mamis débiles, consentidoras, y engreidoras. Si fuese así te aconsejo que te propongas en tu corazón a no ser más cómplice de los pecados de tus hijos, y que con la ayuda de nuestro bendito Señor, pongas tus cinco sentidos, tu conciencia más sensible y puedas rechazar el pecado en tu vida y la de tus hijos en cualquier circunstancia.
Se viven tiempos muy difíciles de mucha perversión, y ni siquiera esta perversión es evidente solo en hogares incrédulos sino que se ve aún dentro de algunos hogares cristianos y todo porque toleran y consienten los pecados de sus hijos. Se puede decir que es casi el mismo índice de hijos que maltratan y ofende a sus padres con palabras violentas y ofensivas, hijos sin amor por sus padres, desconsiderados, irrespetuosos, irresponsables, desobedientes, hijos con vida sexual promiscua, con embarazos no deseados, hijos envueltos en alcohol, y drogas, etc. En fin son hijos que gobiernan el hogar en lugar que sean los padres quienes lo gobiernen.
No se trata de que como creyente solo cuides tu vida personal en cuerpo, alma y espíritu; implica también que cumplas tu deber y responsabilidad de madre, como el de cuidar de tus hijos de una manera bíblica en amor y el lugar donde vives, esta vez no estoy tratando en este artículo de las cosas materiales que tienes que proveer; hablo de lo espiritual y moral, de lo que el Señor manda porque esto es lo principal, y le agrada. Si tienes esposo creyente y ambos se han dejado dominar por los hijos es hora de poner orden y gobernar en casa como Dios manda, aquí algunos consejos respecto a esto:
1. No permitas que tus hijos pequeños te respondan, te falten el respeto, te ignoren, y den la espalda cuando les estás hablando. Debes enseñarles que te respondan correctamente con respeto y amor, que nos miren mientras les hablamos, por más pequeños que estos sean, debemos enseñarles que nos honren Efesios 6:1-3
Enséñales desde muy chicos que papá y mamá merecen ser respetados; que pecan contra Dios cada vez que ellos faltan en esto. Hazles participes de los devocionales, canta con ellos, y ora, aunque sean pequeños.
No permitas que tus hijos te golpeen con objetos o levanten la mano, no hagas una fiesta a su malcriadez, es pecado, reprende con amor este mal y se firme cuando lo hagas.
Conoce que un padre o una madre sin voluntad, ni autoridad sobre sus hijos, tiene muchos pecados cometidos por amor a ellos. Si permites esto será tu vergüenza como lo dice:
Prov 10:1 “El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre”.
Y es que la conducta del hijo afecta a los padres, para bien o para mal. Y los encargados de formar esta conducta son los padres y a los padres no les debe costar el mostrar que ellos son los que mandan.
Pro 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.
2. Si tus hijos son jovencitos(as) no permitas que te influyan con sus costumbres como: su hablar, música, ropa, vídeos, amigos, tatuajes, piercing, etc.
Acércate y háblales con sabiduría, amor y firmeza; que mientras ellos estén bajo tu cuidado y techo, deberán vivir bajo los principios bíblicos y consejos de las Escrituras.
Si la madre cristiana tuviere esposo creyente juntos deberán instruirlos cada día en un tiempo de oración, meditación de la Palabra y consejos a sus hijos.
Si fuera el caso que el Señor mostró Su gracia y Su perdón en sus vidas ya con hijos jovencitos es necesario antes que todo pedirles perdón, perdón porque en ignorancia se les impartió costumbres y una forma de vida pecaminosa, lejos de los principios divinos.
No basta decir a nuestros hijos: “Somos cristianos, Cristo nos salvo”, se deberá explicar la nueva forma de vida que tendrán y que como padres también tienen el deber de impartir estos principios bíblicos a la vida de ellos y dentro del hogar.
Algunos padres cristianos dejan que sus hijos vivan como quieran, diciendo “bueno yo no puedo obligarlos, ya Dios a su tiempo les salvara”, la Biblia no dice que nuestros hijos tienen que vivir como inmundos bajo nuestro ¡cuidado!
La fe de los padres creyentes debe influenciar en sus vidas.Cuando dicen las Escrituras que nuestros hijos son santificados por nuestra fe lo dice desde el momento que el Señor te salvó, tengan la edad que ellos tengan y más si se encuentran aún bajo nuestro cuidado
Se les debe decir que hay mandatos y principios que cumplir en casa establecidos por Dios y que serán determinantes en cumplirlos tal y como se le ordeno a Abraham en:
Génesis 18:19 “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”.
Recuerda que tu Dios es santo y celoso que tu hogar está separado como un lugar donde viven hijos de Dios.
3. Si Cristo les salvo ya con hijos adultos y estos viven aún en casa, como creyentes tendrán que reunir a sus hijos y a quienes vivan en casa, decirles claramente la fe que profesan y las implicancias que conlleva ser hijo de Dios, que si antes eran participes de ese estilo de vida lo hacían por ignorancia porque no conocían lo que la Biblia dice acerca del pecado, pidan perdón por esto; pero ahora que en el amor de Cristo recibirán ejemplo de vida piadosa en integridad, verdad, y amor verdadero que solo Dios da.
Como esposos, hagan sus devocionales oren y canten alabanzas al Señor, y pongan en oración la vida de su familia, inviten a sus hijos un día a participar de los devocionales para hablarles del Evangelio y si no quieren participar no los insistas; pero nunca te amoldes a sus costumbres y forma de vida dentro de tu casa, tienes que ser ejemplo en conducta y fidelidad a nuestro Señor Jesucristo.
Si alguno de tus hijos no le gusta las reglas y te dijere ¡me voy de la casa! ¡No le detengas! Solo te quiere jugar al sentimiento, o pretende pesar el amor que le tienes contra el amor que tienes a Dios (y esto será tu prueba
Aun si sintieras que tu corazón se rompe en pedazos, recuerda que tu vida y la de tu familia está en manos de Dios, y nada pasa desapercibido a los ojos de Dios y como dice en:
Mateo 10:37 El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí.
Si alguno de tus hijos se va de casa preferible es que practique su pecado lejos y no dentro de tu hogar, para que tu vida cristiana no sea cuestionada por tus vecinos y familiares; y no sea tu familia similar a una familia incrédula que consienten los pecados de los hijos.
Aprende a confiar en Dios y dobla rodillas, confiando en Su Palabra, y con el tiempo Dios les conceda salvación a tus hijos y vuelva sus corazones hacia ti.
Recuerda la historia de Eli y sus hijos la manera como él consintió el pecado de sus hijos, él en lugar de tener en un altar a Dios, levanto altar a su hijos consintiéndoles sus pecados, estos vivían sin temor como si su padre (Eli) no hubiese conocido la ley “del Dios a quien decía servir” ¿Cuál fue su fin? la muerte. ¿Hay alguna similitud de tu vida con la de él?..Quiera Dios que no!
Jesús dejo escrito que “Él seria espada que divide”, pero ahora el amor a los hijos no ha causado el rompimiento con el pecado totalmente de la vida de muchos. Los padres creyentes deben ser obedientes, reprender las obras infructuosas de las tinieblas, y no ser participes de ella. Recuerda que hay un orden en el amor.
No te sorprendas si reacciona mal y te diga pero yo tengo mi vida, ya me acostumbre a tener fiestas en casa y tomar con mis amigos, es ahí donde le dirás que ustedes no le pueden forzar a vivir como ustedes, pero que es tu hogar y tendrá que vivir bajo sus reglas mientras viva con ustedes.
Es muy lamentable y vergonzoso que los hijos de muchos cristianos estén envueltos en pecados escandalosos más que los hijos de los incrédulos, si tus hijos llegarán a estar envueltos en pecados terribles que sea por sus propias cuentas no porque tú les consientes, no porque jamás hayan oído del temor de Dios de tus labios, no porque no se les haya enseñado a buscar de Dios y atesorar en sus corazones los mandamientos dados por Dios a todo ser humano, es verdad que solo el creyente puedo obedecerlo;pero aun a si, si el incrédulo anduviese y tratase de vivir como dicen las Escrituras sus vidas no serian totalmente devastadas por el pecado.
Conozco creyentes que han criado a sus
hijos en el temor del Señor, apartándolos e instruyéndolos en amor y determinación desde muy pequeños, y ahora de jóvenes ellos han agradecido a sus padres por haberlos cuidado de practicar cosas terribles (por el consejo de Dios dado); y en el tiempo de Dios esta instrucción fue para salvación en sus vidas al igual como sucedió con Timoteo, quien fue instruido en las Escrituras desde pequeño por su madre y abuela. El Señor es fiel el cumple lo que dice; pero si tú conscientes las majaderías de tus hijos desde pequeños, tu conciencia pasara por alto las prácticas pecaminosas que ellos hagan conforme crezcan, y vendrán a casa con una novia diferente, practicando fornicación, irresponsables, tendrán una vida miserable y se cumplirá lo que está escrito:
Pro 17:25 “El hijo necio es pesadumbre de su padre, Y amargura a la que lo dio a luz”.
4. Si tu matrimonio fuese un matrimonio mixto donde solo tú eres creyente y tu esposo es incrédulo, no eres ajena a esta instrucción, pues igual tienes una gracia concedida por Dios.
Con tu conducta y comunión diaria con Dios te ayudarán a influenciar a tus hijos en los principios divinos. Tal y como lo hizo la madre de Timoteo casada con un pagano (para ella no fue obstáculo el tener a un incrédulo como esposo). Otra vez te digo tienes una gracia especial concedida por el Señor, no estás sola.
Si tú eres una verdadera mujer creyente pondrás por obra lo que Dios manda, tu perseverancia, temor y fidelidad al Señor, dará su fruto.
También he conocido mujeres cristinas que nunca en su vida han recibido esta enseñanza y en su vejez terminaron “botadas en un rincón” de sus propias casas.
Hijos que convirtieron sus casas en lugares donde se expende licor, todo porque no les enseñaron a estos a respetar su hogar y sobre todo a tener temor a Dios.
¿Acaso el obedecer los mandatos de Dios traen agravio a nuestras vidas? Como para no ponerlo por obra.
Así como también he visto mujeres y padres cristianos muy estrictos que hicieron que sus hijos los honren, celosos de sus hogares, que no permitieron, ni consintieron estos pecados dentro del hogar que Dios les concedió y por lo tanto no tuvieron una vida vergonzosa con sus hijos al contrario tuvieron buen testimonio en la crianza y vida de sus hijos, como dice:
Pro 10:1 “El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre”.
Es necesario que los hijos incrédulos conozcan, perciban el celo, y temor a Dios, que los padres tienen hacia Dios, pues solo así aprenderán que el Dios de sus padres es real y que es un Dios santo y que el Evangelio de Jesucristo que predican es vida. De otra manera al no hacerlo solo ayudará a que sus vida sea desdichada como cualquier hijo de impío sin consejo y amonestación bíblica, y darás cuenta a Dios por no haber influenciado con el testimonio de Su Evangelio en todas las áreas de tu vida, si bien sabemos que la salvación es de Dios, pero también Él otorgo responsabilidades a los padres cristianos y estos deben cumplirlas si o si.
Si servimos y adoramos aun Dios santo debemos ser santos en toda nuestra manera de vivir. Debemos glorificar a Dios con nuestras vidas, que nuestros hijos sepan que predicamos a Cristo nos sólo con palabras sino con hechos. Recuerda que los niños traen al mundo el pecado en el corazón, por eso tienen una inclinación interior a pecar; porque está fijada muy cerca del alma.
Presta atención a esos pecados que parecieran insignificantes y de las cuales estas participando, mientras aun tengas vida, hay que volver a la senda de vida y prepararlos con amor y una firme determinación para salvación y bendición.
Que nuestros hijos sepan que, “le debemos primero amor y obediencia a Dios antes que a nuestros hijos”.
Si la madre cristiana tuviere esposo creyente juntos deberán instruirlos cada día en un tiempo de oración, meditación de la Palabra y consejos a sus hijos.
Si fuera el caso que el Señor mostró Su gracia y Su perdón en sus vidas ya con hijos jovencitos es necesario antes que todo pedirles perdón, perdón porque en ignorancia se les impartió costumbres y una forma de vida pecaminosa, lejos de los principios divinos.
No basta decir a nuestros hijos: “Somos cristianos, Cristo nos salvo”, se deberá explicar la nueva forma de vida que tendrán y que como padres también tienen el deber de impartir estos principios bíblicos a la vida de ellos y dentro del hogar.
Algunos padres cristianos dejan que sus hijos vivan como quieran, diciendo “bueno yo no puedo obligarlos, ya Dios a su tiempo les salvara”, la Biblia no dice que nuestros hijos tienen que vivir como inmundos bajo nuestro ¡cuidado!
La fe de los padres creyentes debe influenciar en sus vidas.Cuando dicen las Escrituras que nuestros hijos son santificados por nuestra fe lo dice desde el momento que el Señor te salvó, tengan la edad que ellos tengan y más si se encuentran aún bajo nuestro cuidado
Se les debe decir que hay mandatos y principios que cumplir en casa establecidos por Dios y que serán determinantes en cumplirlos tal y como se le ordeno a Abraham en:
Génesis 18:19 “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”.
Recuerda que tu Dios es santo y celoso que tu hogar está separado como un lugar donde viven hijos de Dios.
3. Si Cristo les salvo ya con hijos adultos y estos viven aún en casa, como creyentes tendrán que reunir a sus hijos y a quienes vivan en casa, decirles claramente la fe que profesan y las implicancias que conlleva ser hijo de Dios, que si antes eran participes de ese estilo de vida lo hacían por ignorancia porque no conocían lo que la Biblia dice acerca del pecado, pidan perdón por esto; pero ahora que en el amor de Cristo recibirán ejemplo de vida piadosa en integridad, verdad, y amor verdadero que solo Dios da.
Como esposos, hagan sus devocionales oren y canten alabanzas al Señor, y pongan en oración la vida de su familia, inviten a sus hijos un día a participar de los devocionales para hablarles del Evangelio y si no quieren participar no los insistas; pero nunca te amoldes a sus costumbres y forma de vida dentro de tu casa, tienes que ser ejemplo en conducta y fidelidad a nuestro Señor Jesucristo.
Si alguno de tus hijos no le gusta las reglas y te dijere ¡me voy de la casa! ¡No le detengas! Solo te quiere jugar al sentimiento, o pretende pesar el amor que le tienes contra el amor que tienes a Dios (y esto será tu prueba
Aun si sintieras que tu corazón se rompe en pedazos, recuerda que tu vida y la de tu familia está en manos de Dios, y nada pasa desapercibido a los ojos de Dios y como dice en:
Mateo 10:37 El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí.
Si alguno de tus hijos se va de casa preferible es que practique su pecado lejos y no dentro de tu hogar, para que tu vida cristiana no sea cuestionada por tus vecinos y familiares; y no sea tu familia similar a una familia incrédula que consienten los pecados de los hijos.
Aprende a confiar en Dios y dobla rodillas, confiando en Su Palabra, y con el tiempo Dios les conceda salvación a tus hijos y vuelva sus corazones hacia ti.
Recuerda la historia de Eli y sus hijos la manera como él consintió el pecado de sus hijos, él en lugar de tener en un altar a Dios, levanto altar a su hijos consintiéndoles sus pecados, estos vivían sin temor como si su padre (Eli) no hubiese conocido la ley “del Dios a quien decía servir” ¿Cuál fue su fin? la muerte. ¿Hay alguna similitud de tu vida con la de él?..Quiera Dios que no!
Jesús dejo escrito que “Él seria espada que divide”, pero ahora el amor a los hijos no ha causado el rompimiento con el pecado totalmente de la vida de muchos. Los padres creyentes deben ser obedientes, reprender las obras infructuosas de las tinieblas, y no ser participes de ella. Recuerda que hay un orden en el amor.
No te sorprendas si reacciona mal y te diga pero yo tengo mi vida, ya me acostumbre a tener fiestas en casa y tomar con mis amigos, es ahí donde le dirás que ustedes no le pueden forzar a vivir como ustedes, pero que es tu hogar y tendrá que vivir bajo sus reglas mientras viva con ustedes.
Es muy lamentable y vergonzoso que los hijos de muchos cristianos estén envueltos en pecados escandalosos más que los hijos de los incrédulos, si tus hijos llegarán a estar envueltos en pecados terribles que sea por sus propias cuentas no porque tú les consientes, no porque jamás hayan oído del temor de Dios de tus labios, no porque no se les haya enseñado a buscar de Dios y atesorar en sus corazones los mandamientos dados por Dios a todo ser humano, es verdad que solo el creyente puedo obedecerlo;pero aun a si, si el incrédulo anduviese y tratase de vivir como dicen las Escrituras sus vidas no serian totalmente devastadas por el pecado.
Conozco creyentes que han criado a sus
hijos en el temor del Señor, apartándolos e instruyéndolos en amor y determinación desde muy pequeños, y ahora de jóvenes ellos han agradecido a sus padres por haberlos cuidado de practicar cosas terribles (por el consejo de Dios dado); y en el tiempo de Dios esta instrucción fue para salvación en sus vidas al igual como sucedió con Timoteo, quien fue instruido en las Escrituras desde pequeño por su madre y abuela. El Señor es fiel el cumple lo que dice; pero si tú conscientes las majaderías de tus hijos desde pequeños, tu conciencia pasara por alto las prácticas pecaminosas que ellos hagan conforme crezcan, y vendrán a casa con una novia diferente, practicando fornicación, irresponsables, tendrán una vida miserable y se cumplirá lo que está escrito:
Pro 17:25 “El hijo necio es pesadumbre de su padre, Y amargura a la que lo dio a luz”.
4. Si tu matrimonio fuese un matrimonio mixto donde solo tú eres creyente y tu esposo es incrédulo, no eres ajena a esta instrucción, pues igual tienes una gracia concedida por Dios.
Con tu conducta y comunión diaria con Dios te ayudarán a influenciar a tus hijos en los principios divinos. Tal y como lo hizo la madre de Timoteo casada con un pagano (para ella no fue obstáculo el tener a un incrédulo como esposo). Otra vez te digo tienes una gracia especial concedida por el Señor, no estás sola.
Si tú eres una verdadera mujer creyente pondrás por obra lo que Dios manda, tu perseverancia, temor y fidelidad al Señor, dará su fruto.
También he conocido mujeres cristinas que nunca en su vida han recibido esta enseñanza y en su vejez terminaron “botadas en un rincón” de sus propias casas.
Hijos que convirtieron sus casas en lugares donde se expende licor, todo porque no les enseñaron a estos a respetar su hogar y sobre todo a tener temor a Dios.
¿Acaso el obedecer los mandatos de Dios traen agravio a nuestras vidas? Como para no ponerlo por obra.
Así como también he visto mujeres y padres cristianos muy estrictos que hicieron que sus hijos los honren, celosos de sus hogares, que no permitieron, ni consintieron estos pecados dentro del hogar que Dios les concedió y por lo tanto no tuvieron una vida vergonzosa con sus hijos al contrario tuvieron buen testimonio en la crianza y vida de sus hijos, como dice:
Pro 10:1 “El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre”.
Es necesario que los hijos incrédulos conozcan, perciban el celo, y temor a Dios, que los padres tienen hacia Dios, pues solo así aprenderán que el Dios de sus padres es real y que es un Dios santo y que el Evangelio de Jesucristo que predican es vida. De otra manera al no hacerlo solo ayudará a que sus vida sea desdichada como cualquier hijo de impío sin consejo y amonestación bíblica, y darás cuenta a Dios por no haber influenciado con el testimonio de Su Evangelio en todas las áreas de tu vida, si bien sabemos que la salvación es de Dios, pero también Él otorgo responsabilidades a los padres cristianos y estos deben cumplirlas si o si.
Si servimos y adoramos aun Dios santo debemos ser santos en toda nuestra manera de vivir. Debemos glorificar a Dios con nuestras vidas, que nuestros hijos sepan que predicamos a Cristo nos sólo con palabras sino con hechos. Recuerda que los niños traen al mundo el pecado en el corazón, por eso tienen una inclinación interior a pecar; porque está fijada muy cerca del alma.
Presta atención a esos pecados que parecieran insignificantes y de las cuales estas participando, mientras aun tengas vida, hay que volver a la senda de vida y prepararlos con amor y una firme determinación para salvación y bendición.
Que nuestros hijos sepan que, “le debemos primero amor y obediencia a Dios antes que a nuestros hijos”.