16 de noviembre de 2015

¡Madre, ayuda a formar el carácter de tus hijos!


"Que cada uno mire cómo edifica." 
1 Corintios 3:10:15
El tesoro terrenal más preciado que una chica puede tener, es su carácter. Su carácter representara lo que realmente es.
Si una joven se observara más allá de lo que ella misma se ve, o de lo que la gente piensa de ella - y examina su corazón de una manera justa y honesta, juzgándose a sí misma por los estándares del bien y del mal, de lo que su propia conciencia sanciona - entonces ella conocería si posee un buen carácter. Y esto le será de consuelo cuando sea mal entendida y mal juzgada en determinado momento, porque conoce en lo profundo de su corazón que actuó correctamente.

El carácter no se nos regala al nacer – todos tenemos que construirlo. Otros pueden proporcionar el material, poniendo delante de nosotros normas e ideales correctos, pueden darnos la reprensión y la corrección, también pueden guiar nuestras acciones y moldear nuestros pensamientos - pero después de todo, nosotras  construimos nuestro propio carácter. ¡Somos nosotras, nosotras mismas, las que tomamos de la influencia que nos rodea, copiamos ideales, conseguimos modelos o estándares, y nosotras mismas hacemos lo que seremos! Y es al inicio de la adolescencia donde se edifica el carácter. 

En la infancia y durante al infancia, se recogerá el material que se usará en la edificación. 
Hay influencias y enseñanzas del hogar, instrucciones morales e intelectuales recibidos en la escuela, principios religiosos, consejos dados en la iglesia y escuela dominical, los estándares morales de los compañeros de juego de nuestra infancia, los caracteres de los hombres y mujeres que conocemos, y un sin número de otras vías por las cuales la instrucción llega a nosotras – materiales que usaremos y aportaremos en nuestro edificar. 
Pero la chica que se ha criado en un hogar cristiano, y por, padres vigilantes y cuidadosos – tienen una mejor oportunidad de formar un buen carácter, que aquella cuya vida ha sido menos vigilada.

Cuando se es adolescente todo el material que se ha reunido edificará su carácter. Aquí el carácter es aún muy manejable, y los hábitos se forman más fácilmente, y es más fácil quitar lo que no es, que en edad ya avanzada. Día a día la menor, ya sea consciente de lo que esta haciendo o no, está tomando del material que tiene a su alrededor, y lo insertará en su carácter. 
Así como:
Verdad o mentira, La honestidad o el engaño,
El amor o el odio, La dignidad o la desvergüenza,
La obediencia o la rebeldía, Lo bueno o lo malo – día a día edifica su persona y va avanzando.
Y en esto las madres cristianas deben estar al pendiente y ayudar a sus hijas a construir con materiales de valor y estima.

A través de la infancia, hasta la edad juvenil, los padres son responsables de su conducta; pero, cuando se llega a esos importantes años – las responsabilidades paternales disminuyen, y la de ella es cada vez mayor. 

A veces suele suceder que las hijas que han sido bastantes sumisas y obedientes en su infancia – en esta etapa se independizan y se rebelan, construyendo así su carácter, la cual le pesara a la joven toda su vida.
Otras por el contrario, cuyos hijos han sido ingobernables, con el tiempo despiertan su sentido de responsabilidad, empiezan a construir su carácter de cosas que son buenas, rectas, honestas, y nobles.
Pero lo cierto es, que la joven que ha aprendido a obedecer en su infancia, construye un mejor carácter.

La formación del carácter es una tarea tan seria… usted de seguro nunca se imagino ver a algunas jovencitas comportarse tan neciamente.
 A veces me he preguntado de: ¡porque a algunos jóvenes, se les da la responsabilidad de colocar las bases de su carácter en sus vidas, justo cuando tienen el corazón despreocupado, y muy emocional con pensamientos pocos razonables!

Si este es un asunto tan importante: 
¿No deberíamos como madres cristianas, enseñar a nuestras hijas a tomar y pensar seriamente lo que están haciendo, que ningún material inadecuado o incorrecto se debe colocar en su edificio?
 ¿Ellas, no pueden darse el lujo, ni debemos permitir de que cultiven su presente con diversiones, y fiestas – y colocar esto en su edificio, acaso no será esto un problema a lo largo de sus vida?

 La formación del carácter sucede todos los días. No hay un día que cuente para bien o para mal. Cada día veremos otra piedra en el edificio sea: tallada, en orden y verdadera – o toda mal hecha y torcida.
Si la jovencita ha sabido resistir las tentaciones y superar los obstáculos, o si de los malos pensamientos y sentimientos ha resistido; y pensamientos amables y nobles han sido puestos en su lugar – entonces a continuación, una piedra noble y hermosa ha sido colocada.
Pero, si cedió a los malos pensamientos y malos sentimientos se han albergado y cultivado, o, si motivos equivocados ha permitido, a continuación, una piedra imperfecta y fea ha sido colocada.

Así que conforme avanza cada día, el constructor utiliza el material a mano, y lo pondrá en su carácter, que será de toda la vida.

Se necesita un patrón, un modelo, a seguir cuando se quiere construir algo, de la misma manera que ninguna modista confeccionaría una prenda sin tener alguna idea de cómo será cuando la haya terminado o tampoco haría un manto de dama con un patrón de una blusa. Ella por el contrario usará un modelo correcto para trabajar. 
De igual forma un carpintero no empezaría un edificio hasta primero tener un plano, debe tener claro en su mente de cómo será el edificio, él pedirá el modelo correcto y preciso de todas las partes del edificio a construir, para tratar de corregir todo antes de empezar.

Así, ningún carácter se construye bien, si la edificadora a la verdad no tiene en su mente una imagen de la mujer que quiere ser. Y el modelo para un buen carácter debe ser elegido con cuidado. Y en esto debemos como madres guiarlas, y llevarlas a un auto-examen. “Ya que lo piensan ser mañana, deben estar construyéndolo hoy.”

Así como el carpintero no llevará acabo una bonita casa de campo, copiándose del modelo de un granero; así tampoco podrá una chica construir un buen carácter, si ciertos patrones de ella son aquellos cuyas vidas no son buenas y verdaderas.

Cada padre debe estar al pendiente de lo que sus hijos no creyentes están tomando como modelo o ejemplo en sus personas, nosotros deberíamos ser los primeros ejemplos que ellos deben tener a la vista. También debemos orar por sus vidas,  darles sabios consejos, y la reprensión cuando sea necesario aplicar.

¡Es más fácil construir un mal carácter que un buen carácter! Siempre uno puede ir cuesta abajo con menos dificultad, que cuesta arriba.
 Lo cierto es que:
¡Es más fácil deslizarse  de la corriente – que remar en contra de ella!
¡Es más fácil dejarse llevar por la multitud- que permanecer derecho!
¡El carácter malo crece sin esfuerzo! Y se da precisamente por ser descuidados e indiferentes a las consecuencias, llegando a la ruina, y recién llega ahí, le gustaría ser noble y buena.

Si una joven ya contará con un buen carácter, debe ser ante todo puro y verdadero, después honesta y sincera -  paciente y amable, mas dispuesta a servir que ser servida.
¡Elijamos cada día que pasa, construir para siempre -  no solo para el placer presente. Lo que estemos construyendo, traerá alabanza y satisfacción durante toda su vida – o será su maldición y vergüenza!

Mantenga su vara de medir a la mano ( la Biblia) y utilícela sin restricción. Rechace todo lo que no esté a su nivel, no importa lo agradable que pueda parecer. ¿Es correcto? ¿Será esto bueno para mi vida? ¿Está prohibido por Dios? ¿Cumple con la aprobación de mis padres? – estas preguntas son las que usted continuamente debe estar preguntándose, mientras que decida que hacer o dejar de hacer.

Mucho de lo que parece agradable hoy – después con el tiempo se descubre que era malo, y lo que obtendremos será perdida. Si colocamos cosas simples, sin valor, y perecederas, como: la madera, el heno y la paja, en la hora de la prueba sufriremos; por eso deben ser rechazadas prontamente y sin dudarlo.

Hacer lo bueno a menudo cuesta, es una lucha – pero siempre vale la pena el esfuerzo. No nos atrevamos a dejarnos guiar continuamente por lo que otros hacen. Cristo es nuestro fundamento en nuestro edificio y cada ladrillo que pongamos en nuestra persona debe ser de acuerdo al modelo perfecto que El es. Cada una de sus virtudes debe estar colocadas en nuestro carácter, esas virtudes que son eternas como lo es el oro, la plata, y las piedras preciosas, que son las que adornaran  nuestras vidas, y lo que agrada a Dios.

Las que forman sus vidas en Jesucristo (que es la base de todo edificio), construirán un mejor carácter. Para nosotras, sus hijas, Él es el mejor y gran modelo a imitar.

 Mabel Hale

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